Ser auténtico requiere saber defender tus principios con argumentos. Lo mismo ocurre cuando hablamos de la cultura empresarial: sea cual sea el servicio que se ofrezca, debe existir una conexión entre los valores de la compañía y el resultado de su trabajo.

Estamos viviendo en una era comercial expuestos a la persuasión de centenares de mensajes publicitarios, existe abundancia donde poder elegir y la competencia es muy feroz. Frente a esta realidad, el consumidor empieza a movilizarse según si el producto o servicio viene de una compañía auténtica: los clientes buscan aquellas empresas que son lo que dicen ser, fieles a sus principios.

A diferencia de hace unos años, actualmente los usuarios pueden compartir e investigar mucho sobre una marca. Sin ir más lejos, las comunidades en las redes sociales son encuentros perfectos para influir, ‘en un solo click’, sobre otras personas explicando las experiencias vividas con una determinada compañía o, sencillamente, compartiendo información.

Esto significa que tu manera de hacer como empresa tarde o temprano será juzgada. Por lo que soy partidario de presentarnos, desde un primer momento, demostrando que los valores empresariales y el servicio que se ofrece van encaminados hacia la misma dirección. Para ello, todas las acciones de marketing y publicidad deben tener coherencia según tus ideales. No es posible que se aprecie contradicción entre la comunicación externa e interna de una compañía.

Quién eres y qué te importa como marca es ese reflejo de autenticidad y los consumidores te encuentran porque se sienten identificados por lo que les ofreces, que responde a tus valores. Sea cual sea el servicio, lo importante es saber argumentar el porqué de él. Por ejemplo, las empresas que reflejan un compromiso por el medio ambiente, se debe ver en su actividad y trato del día a día con el cliente y su entorno.

Algunos de los ejemplos más reconocidos que reflejan este tipo de marketing son Zappos o Marriot caracterizándose que, por encima de todo, está la satisfacción de las necesidades sus clientes. Se trata de acciones que realmente responden a una forma de ser en función de lo que consideran importante, y actúan de acuerdo a ello.

Por el contrario, hay casos como Enron, empresa de energía, cuyos valores eran ‘comunicación, respecto, integridad y excelencia’ y su reputación cayó tanto en picado por llevar a cabo técnicas contables fraudulentas que tuvo que cerrar.

Por lo tanto, como valoración general, considero que a día de hoy, lo realmente importante para una marca es crear su estrategia de comunicación en base a lo que realmente es.

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