Vivimos en un mundo donde nos llega mucha más información de la que podemos asimilar. Sin ir más lejos, cada segundo se sube una hora de vídeo en Youtube y se publican 350 millones de tweets al día. Dos ejemplos que demuestran que el tráfico de comunicación no para de aumentar y donde el tiempo es oro, todo sucede muy deprisa.
Ante esta ruidosa y acelerada realidad, verdaderamente resulta muy difícil encontrar momentos para reflexionar y poder pensar tranquilamente en nosotros mismos. Hoy más que nunca es imprescindible dedicarnos este espacio de silencio para no caer en las redes del entretenimiento vacío y preguntarnos hacia dónde está yendo nuestro rumbo personal, para saber corregir a tiempo.
Una de las cuestiones más importantes que, a menudo, se nos pasan por alto es ver si nuestras decisiones y acciones están alienadas con nuestros objetivos. Con ello, nos estamos refiriendo a saber si, de alguna manera, estamos dirigiendo nuestra vida (personal y profesional) hacia lo que realmente nos importa y nos sentimos identificados, o bien, nos estamos dejando llevar por la ‘corriente’ porque no nos cuestionamos qué es lo que realmente nos hace felices.
Considero que todas las personas tenemos la capacidad de hacernos preguntas que nos estimulen y nos permitan acercarnos más a aquello que realmente queremos. No obstante, el error se encuentra en que muchas veces no nos estamos haciendo las preguntas correctas. Nuestra mayor dificultad no es encontrar respuesta a estas cuestiones si no realizarnos las preguntas acertadas que nos permitan alcanzar nuestras metas.
Ante una determinada dificultad, existen dos posturas que condicionan nuestro rumbo de manera opuesta. Podemos preguntarnos ‘¿Cómo voy a poder convivir con este problema?, pero siempre obtendremos una respuesta que nos acabará limitando. Algo muy distinto de si la pregunta pasa a ser ‘Cómo puedo superar este problema’. Este cambio de actitud es clave para saber encontrar las respuestas consigan nuestra satisfacción interior completa.
Como ya he comentado en post anteriores, si queremos vivir de nuevo en un sistema donde se respire confianza y positivismo el cambio empieza en nosotros mismos. Dejemos de atormentarnos al decir ‘porqué esto me ocurre a mi’ para empezar pisar fuerte con reflexiones del estilo ‘cómo este problema lo puedo transformar en una ventaja’. Las personas que se dejan arrastrar por lamentaciones sólo consiguen seguir en un círculo vicioso de negatividad, un estado de desesperación donde es muy difícil prosperar. Mientras que aquellos que se movilizan siempre en encontrar una ventaja a los golpes que les presenta la vida superarán todos los desafíos que se propongan.
Extrapolándolo a la escalofriante situación de paro que tenemos, es necesario olvidarse desde este momento de interpretaciones tristes como ‘no he obtenido ninguna respuesta de ofertas laborales’ para pasar a la acción y decir ‘qué puedo hacer yo para encontrar trabajo’.
Entre tanto flujo de información con noticias negativas que ocupan a todas horas los medios de comunicación parece una labor casi imposible pero es necesario trabajar este ejercicio de meditación interior. Busca este momento, hay muchas cosas que no podemos decidir porque nos vienen impuestas pero de lo que no hay duda es que nosotros somos dueños de nuestras actitudes y decisiones. Merece la pena detenernos cada día unos minutos y analizar si las preguntas que nos hacemos nos están llevando a la superación o a la desesperación.