Estos días he tenido la oportunidad de releer Multipliers, de Liz Wiseman. Se trata de uno de aquellos libros que apuesta desde un primer momento por la personas: encuentra en cada uno de nosotros aquel talento a potenciar y demuestra cómo juntos enriquecemos los retos profesionales y personales que nos marquemos. Brillante.
Lamentablemente en esta sociedad todavía permanece el rol del líder ‘reductor’, aquella persona un tanto egoísta que contrata a gente inteligente y capacitada pero poco a poco acaba apagando su brillantez (ya sea por limitaciones laborales, por no reconocer su cualificación, querer ser siempre protagonistas, o incluso miedo a que suplanten su responsabilidad ante la amenaza de un talento en bruto).
Por ello, Liz Wiseman nos recuerda la otra cara de la moneda: el líder ‘multiplicador’, el perfil de esta persona que valora estas capacidades y el ingenio de trabajar en equipo consiguiendo así, que cada integrante aporte lo mejor de sí mismo y se sienta realizado.
Estos son los líderes del futuro, los que son capaces de ayudar a otras personas a desarrollar su inteligencia y talento. Para reconocerlos, Wiseman los clasifica con 5 características:
1.- Imanes de talentos
Un líder multiplicador parte de la base que todas las personas tienen talento, sólo hay descubrirlo. Por lo tanto, se encargan de buscar esta aptitud, el ‘genio’ que todos tenemos, ¡todos! Esto significa que son líderes que consiguen sacar a la luz lo mejor de cada compañero, eliminan las barreras que impiden que estas personas brillen y, como consecuencia, fomentan un buen entorno de trabajo y unos buenos retos a los que aspirar.
2.- Libertadores
Dejan espacio para que la persona se pueda equivocar y aprenda de los errores cometidos. A la vez, potencian la toma de decisiones de estas personas y el hecho de asumir riesgos. De este modo, el equipo asume sus responsabilidades y aporta lo mejor de sí mismo a la compañía.
3.- Buscadores de retos
Buscan siempre dónde está la oportunidad de mercado. En el momento en que la encuentran, directamente presentan el reto que alcanzar. Pero lo más importante de todo, es que crean en el equipo la certeza de que dicho reto sí se puede conseguir, que es una meta factible.
4.- Fabricantes de debate
Preparan el entorno para un buen debate que sea productivo. Inician este coloquio de manera que todo el mundo pueda participar, deciden un reto que se pueda conseguir y que esté basado en hechos reales. Como expertos en materia, además de escuchar, ayudan a que la decisión tomada sea la mas adecuada para cada caso.
5.- Inversores
Dan autoridad sobre el resultado final a una persona del equipo. Invierten recursos y tiempo en ayudar a la persona que se encarga a desarrollar la idea.
Como podéis ver, si todos nos esforzamos en desarrollar estas características nuestro entorno profesional y, como consecuencia, personal sería mucho más productivo y satisfactorio. Este proceso de conversión no es una tarea fácil pero cada uno de nosotros tenemos la aptitud de multiplicar las cualidades de los demás, a la vez que aprendemos de ellos.