Desde la Revolución Industrial hacia nuestros días, hemos sido testigos de cómo un número reducido de líderes, han cambiado las estrategias de negocios conocidos a nivel mundial dándole un giro positivo de 180º. Se trata de un grupo que en su día se dejaron llevar por su intuición y que, pese a que aspiraban hacia un terreno empresarial desconocido, apostaron por el éxito.
A todos os sonarán los casos de Zappos, Apple o IBM, alguien consideró que debía arriesgarse y renovar las prácticas convencionales para mejorar los resultados. Y a la vista está, las grandes sumas de facturación que tienen actualmente.
El libro The Greatest Business Decisions of All Time presenta la selección que la revista Fortune hizo de las historias más importantes de líderes que demostraron cómo una decisión diferente era la llave maestra para que un negocio viniese arriba de un modo vertiginoso. Estas medidas han dejado huella en nuestra historia y nuestro modo de entender los modelos de negocio porque de una sociedad anclada en la explotación de la maquinaria, demostraron poner el punto de mira en la persona, el valor del ser humano.
Dado que en este blog ya he hecho varias referencias a las decisiones que Steve Jobs tuvo a lo largo de su trayectoria y su relación con Apple (un capítulo del libro que no tiene desperdicio), me gustaría destacar un par de casos que exponen la importancia de valorar cada uno de los integrantes de una compañía. Saber incentivar los compañeros de trabajo por su rendimiento y compromiso hace que éstos enriquezcan todavía más los logros y nuevos objetivos de la organización.
Uno de los mejores ejemplos lo podemos encontrar con 3M. Empieza la era del conocimiento, en 1948 esta empresa decide destinar el 15% de las horas de trabajo de sus empleados a un período de tiempo libre para que estimulen por su cuenta la creatividad. Como resultado, estas personas han aportado múltiples ideas innovadoras a la empresa (desde los famosos Post It a los útiles DVD) logrando así, multiplicar cuantitativamente los beneficios. Siguiendo sus pasos, Google cede el 20% del tiempo de sus empleados a que piensen nuevos proyectos y de ahí, han nacido grandes proyectos como Gmail.
Samsung es un segundo modelo de negocio cuya decisión ha vuelto a indicar que hemos dejado atrás los ciclos donde el activo eran las máquinas y, tiempo después, las personas para dar paso a la era del conocimiento y la globalidad de las empresas.
Alrededor de 1990, el presidente de la compañía Lee Kun-Hee se dio cuenta que la cultura empresarial de la marca surcoreana permanecía estática y tenían una visión demasiado cerrada si querían ampliar fronteras. Desde entonces Samsung ha desplegado 4.700 jóvenes empleados en 80 países para que enriquezcan la compañía con todo lo que han aprendido en sus estancias en el extranjero. Ha sabido premiar la brillantez de sus trabajadores potenciando sus conocimientos y escuchando de ellos todas las nuevas experiencias adquiridas. Éste es el secreto de su excelente internacionalización y liderazgo en el campo tecnológico.
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