A lo largo de estos últimos días, hemos podido encontrar en los principales medios de comunicación el interesante debate sobre la amenaza u oportunidad que supone el tsunami de MOOC (Massive Open Online Courses) que nos está llegando.
Gratuitas, de calidad y muchas de ellas con gran reputación e impartidas por expertos, estas cápsulas educativas nos permiten romper límites de tiempo y espacio para que sea la educación la que se ajuste a nuestras necesidades y logremos especializarnos en los campos académicos que más nos interesen fomentando así, la excelencia.
No obstante, hay quienes aseguran que esta corriente se está aprovechando del actual contexto de crisis en el cual las tasas de las universidades españolas se han encarecido mucho. Pero, en mi opinión, una cosa no tiene que ver con la otra: estos cursos no pretenden solapar una carrera universitaria si no completar las inquietudes de todo aquel alumno o profesional que quiera dar siempre un paso más en su formación y huye del prototipo “estudiar sólo para aprobar el examen”
Viviendo en la era de la información, tendríamos que aprovechar a sacar el máximo partido a esta democratización de la formación que nos está dando la oportunidad de una educación abierta y en muchos casos sin coste. Así, podremos optimizar nuestros conocimientos a lo largo de nuestra carrera profesional sumado con la experiencia que vamos ganando con los años.
Cabe decir, que el valor de todo ello no se encuentra en el acceso libre al conocimiento si no al uso que hacemos de él y la experiencia que tenemos. Si lo pensamos bien, a fecha de hoy podemos acceder a la mayoría de datos que necesitamos, de modo que no nos hace falta memorizar como lo hacíamos antes. Esto es una gran ventaja porque, como decía Steve Jobs, los ordenadores y, por extensión Internet y las nuevas tecnologías, pueden ser “a bicycle for our minds”. Realmente nos pueden permitir multiplicar por muchas veces nuestra capacidad encontrar información.
Sin embargo, el acceso a tanta información es un arma de doble filo: está en peligro que dejemos de pensar. Por lo que tenemos que esforzarnos en recordar y retroalimentarnos constantemente de contenidos por el hecho de que toda la información está a nuestro alcance.
En este sentido, los colegios, universidades, escuelas de negocios, etc. deben evolucionar fomentando un modelo académico que forme a la persona en la capacidad de pensar, de aprender, de cuestionarse… en lugar de entregar meramente contenido que ahora mismo ya está disponible en múltiples fuentes en Internet.
Es fundamental potenciar esta capacidad de aprender y, sobre todo, tener la actitud de utilizar las nuevas tecnologías como una forma de multiplicar de forma exponencial nuestras capacidades en lugar de adormecerlas. En cualquier caso, nos espera un futuro brillante que nos dará muchas más oportunidades de las que ya tenemos ahora.
There Are 2 Comments
Buen punto de vista, David.
Lo que sucede con los MOOCs, por suerte o por desgracia lo vivo en 1ª persona en Tutellus Más allá de llegar al gran público como una moda, pienso que está creando más un efecto ‘first-adopter’ al estilo Tw o Fb cuando fueron presentaron en sociedad. Recuerdo que los medios discutían si eran una revolución o una moda pasajera sin mucha profundidad. Y años después los hemos hecho indispensables en nuestro día a día. Eso sí, muchos pseudos se quedaron por el camino.
Con los MOOCs y las plataformas que los gestionen pasará lo mismo, sólo sobreviviremos los que seamos capaces de crear un ecosistema de contenidos y servicios alrededor de la experiencia de aprendizaje del curso. Y los que permanezcamos seremos una herramienta diaria para todo el que quiera formarse en algo, de manera distinta a la tradicional. Eso lo tengo claro.
M.
Muchas gracias por el comentario Miguel. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Estoy seguro que tu proyecto tendrá mucho éxito con el enfoque que le das.
Desde mi punto de vista, este tipo de formación pasará a formar parte de nuestra rutina porque en un mundo donde todo va muy rápido es imprescindible aprender a diario.
Un saludo,
David.