¿Tu trabajo te da todo aquello con lo que sueñas?
Si has contestado que sí, puede que seas uno de esos afortunados a los que la vida les sonríe. Pero, no te quedes dormido en los laureles de tu zona de confort y sé siempre un inconformista, porque los humanos cada cierto tiempo tenemos nuevos anhelos y sueños.
Si has contestado que no. ¿A qué esperas? Saca el inconformista que llevas dentro, rompe con la infelicidad que te rodea y busca sentirte realizado en tu trabajo, sea el actual o uno nuevo.
Miedo es la gran palabra a batir. El miedo al inconformismo es lo que te hace ser más conformista que nunca.
La sociedad nos ha enseñado a soñar pequeño. Nos han educado en aquello que no podemos hacer, y han obviado lo que sí somos capaces de conseguir. Superar ese límite con el que hemos crecido es importante para ser un buen inconformista. Pero sobre todo, alguien que busca cambios en su vida basados en metas alcanzables. En definitiva, un inconformista feliz.
¿Quieres aprender a ser un inconformista feliz? La experiencia de Isra García te servirá de inspiración. Él trabajaba de 06:00 a 18:00 en una fábrica textil. Hoy en día es un gran emprendedor de éxito que sabe cómo producir para reducir su jornada a 6 horas y tener tiempo para sí mismo.
¿Qué es ser un emprendedor inconformista? Caso de Isra García
Hace apenas unos días hemos compartido el espacio con Isra García. Con él hemos debatido sobre un problema muy frecuente: los líderes y emprendedores inconformistas. De hecho, él ha publicado recientemente un libro en colaboración con Josef Ajram. Si eres de los que buscan un buen regalo para estas Navidades, quizás te venga bien echarle un ojo. La idea de la publicación surgió de una formación muy interesante que ambos imparten. No hay nada de convencional en ella, y por eso tiene tanto éxito entre los inconformistas.
La entrevista con Isra García es el punto de partida de este post. En él comparto contigo las ideas esenciales que hemos compartido en la charla.
No te pierdas este artículo, pero cuando termines, no dejes de escuchar la píldora del podcast de esta semana en nuestros Lunes Inspiradores. Te encantará oír de primera mano todo lo que nos ha contado Isra García.
¿Cómo ser un inconformista feliz?
Lo primero que debe surgir para decidir que eres un inconformista que pasa a la acción -lo de feliz viene más adelante- es la reflexión del ¿dónde estoy y dónde quiero estar? La alarma salta generalmente con una crisis existencial que te hace replanteártelo todo. A partir de ahí, hay que pensar cómo enfocarlo.
Creer que todo cambiará de hoy para mañana porque sí, es un error garrafal. Hay que hacer un plan. Un plan compatible con esa vida que no te gusta que te ayude a generar un proyecto de futuro en eso que te gustaría hacer. Esa primera fase de preparación es fundamental. Sobre todo porque las facturas hay que seguir pagándolas. Por muy inconformista que seas.
Teniendo los pies en la tierra con este planteamiento inicial, fueron muchas las ideas que surgieron en la entrevista de nuestro podcast. Las más importantes las resumimos a continuación:
- Formación. Formarte es clave para enfrentar ese inconformismo que te invade y lograr que tus sueños se conviertan en una realidad. No se trata de romper con todo de hoy para mañana. Hay que hacer un plan que te permita dar el salto.
- Abrir puertas aprovechando cada oportunidad. Las puertas que se pueden abrir en el mundo actual no tienen nada que ver con las que tenía la generación anterior. Hay que aprovechar la experiencia que aporta cada persona que nos cruzamos en el camino de la vida.
- Superar los límites autoimpuestos. La sociedad nos enseña lo que no podemos hacer, y nos limita a soñar con pequeñas cosas casi instantáneas. Hay que aprender a romper ese error y darse la oportunidad de soñar a lo grande y crear unas expectativas a un futuro mucho más lejano.
- Cuidado con esperar demasiado. Planificar es necesario. Pero no puedes pasarte la vida planificando. Si lo haces, habrá alguien con menos formación y más rápido que ponga en práctica eso que a ti te ha llevado tanto tiempo pensar. Y gana el primero que lo hace, no el primero que lo piensa.
- Honestidad con el esfuerzo. El éxito no se logra a base de pasar buenos momentos y disfrutar del ocio a todas horas. Eso es lo que muchos líderes y emprendedores comparten en redes sociales y lo que “malcría” a los que quieren llegar a ser como ellos. Ser consciente de que lograr algo grande requiere de un esfuerzo enorme es fundamental.
- Aprender de los fracasos. Los fracasos son la mejor prueba para mejorar. Nadie consigue sus mejores logros a base de diseñar una estrategia perfecta desde el inicio. Se consiguen aprendiendo de los errores y mejorándolos en el futuro.
- Saber digerir los éxitos. Si los fracasos son importantes, los éxitos también lo son. Afrontar un éxito implica aprender de lo que se ha hecho bien, y seguir sacando fuerzas para ir a mejor. De lo contrario, puedes caer en la cultura del conformismo.
- Olvidarse de la cultura de la satisfacción inmediata. Lo fácil no vale la pena. Y para afrontar lo difícil hay que prepararse, porque será más complejo de lo que jamás hayas pensado. La satisfacción inmediata de la que se alimenta nuestra sociedad es un vicio con el que hay que romper ya.
Las 3 claves para ser un inconformista de éxito
- Estilo de vida adecuado. Estilo de vida no se refiere solo al ocio, sino a todos los ámbitos personales de cada cual. Alimentación adecuada, práctica deportiva, entorno amable, personas con las que contar… Ser un buen profesional no te garantiza ser buena persona. Lo contrario, ser buena persona, sí que te garantiza ser un buen profesional.
- Conocerse a sí mismo. Si no te conoces, difícilmente vas a poder crear un estilo de vida adecuado para enfrentarte a los grandes sueños de tu vida. Eso significa que si fracasas -y lo más probable es que lo hagas unas cuantas veces antes de lograr el éxito-, no sabrás cómo asumirlo, ni cómo levantarte de nuevo.
- Tener disciplina. La última de las claves para lograr ser un inconformista exitoso pasa por tener una gran disciplina. Sin ella, el esfuerzo se desvanece y los objetivos a largo plazo -que son los que importan- quedarán cada día un poco más lejos. Todo lo contrario a lo que deberías plantearte.