Hola Vidal,
te escribo este mensaje porque necesito contarte cómo me siento. No hace ni tres meses que estoy en Semana Financiera y estoy desmotivado. Trabajar en un diario económico y de prestigio como el vuestro era la ilusión de mi vida pero durante estos meses han ido pasando cosas que me han quitado el entusiasmo y la ilusión de los primeros días.
Aquí las órdenes del director no se discuten, lleve o no razón hay que aceptarlas y punto y esto me crea cierta frustración. Un jefe debería ocuparse de crear equipo y ayudarte a ser mejor profesional y persona, no en sacar lo peor de ti. Una buena relación con él debería ser una norma de toda empresa, no una excepción a la regla. No me esperaba tener tal choque generacional y cultural con vosotros. No sirve de nada tener un sargento a tu lado que solo sabe gritar y dar órdenes. Creo que el casposo concepto de jefe debería quedar obsoleto y reemplazarlo por la figura del coach o mentor, alguien que comparta su experiencia, valore mis capacidades y me ayudé a potenciarlas. ¡Vidal estoy seguro que podría aprender mucho de ti!
Aquí no existe una evaluación constante, el silencio de los jefes equivale al trabajo bien hecho, ¿cómo puede ser? El reconocimiento al trabajo es tan necesario como la crítica constructiva. Vidal, no me siento valorado, no te pido que me felicites por cada cosa que hago pero necesito que me digas, por ejemplo, en qué me he equivocado y como lo puedo mejorar, sino ¡no avanzo!
Aquí no trabajamos en equipo. Mi generación ha crecido habituada a la colaboración y al trabajo en equipo. Desde pequeños nos acostumbramos a repartirnos tareas de acuerdo a nuestras afinidades y preferencias pero para que esto suceda a nivel laboral, el equipo de trabajo y los responsables deben conocer cuáles son tus fortalezas y eso solo se consigue con buenas relaciones interpersonales y buena comunicación. Vidal, para nosotros la conexión lo es todo y no me refiero únicamente al WiFi.
Aquí no me siento realizado. Siento que no valoráis mi esfuerzo y todo lo que propongo se descarta por falta de tiempo o de recursos. Es como si tuvierais miedo a la novedad y solo os preocupara la salud financiera del diario. Los Millennials aspiramos a realizarnos en la vida a través de nuestra carrera profesional. Yo quiero un trabajo que me guste, me motive y me haga sentir bien pero, sobre todo, necesito aportar valor a la sociedad, sentir que formo parte de algo que va más allà de la rentabilidad económica y que tiene un impacto positivo en el mundo.
Vidal, yo quiero que recuperes las ganas de trabajar y te sientas motivado de nuevo, has perdido la ilusión por el trabajo y andas apático por la redacción. ¿Recuerdas cómo te brillaban los ojos cuando trasteabas la Canon por el diario haciendo entrevistas? Así tendría que ser cada día! ¡Trabajar y ser feliz es posible!
Mateo, protagonista de Diario de un Millennial