¿Quien era más inteligente Mozart o Cervantes? ¿Bill Gates o Mireia Belmonte?
Todos ellos han triunfado en alguna área, desde la música, la literatura, el mundo empresarial o el deporte, pero ¿son ellos más inteligente que la mayoría de nosotros?
Howard Gardner fue el primero en hablar de la teoría de las inteligencias múltiples y su pensamiento revolucionó la manera de entender el término inteligencia. Para este psicólogo este concepto no es estanco y único sino que engloba 8 tipos distintos: inteligencia lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal y cinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista. Así que Mozart no era más inteligente que Cervantes, Bill o Mireia sino que desarrolló la inteligencia musical mucho más que otras.
Gardner puso la semilla a esta visión holística de la inteligencia pero a lo largo de los años se han ido descubriendo y añadiendo nuevas inteligencias: la educativa, creativa, emocional, existencial o colaborativa. Cada uno de nosotros contamos con todas las inteligencias mencionadas pero desarrolladas en mayor o menor grado. Las inteligencias no son estancas, se nutren entre ellas y se pueden trabajar. Por eso, cuando creamos equipos de trabajo es importante combinar distintas inteligencias para así crear grupos más potentes.
No dejes ninguna inteligencia fuera de la oficina
Por prejuicios o tradición siempre han habido inteligencias mejor valoradas que otras. Las mentes creativas o musicales o la inteligencia existencial o emocional no han sido muy consideradas hasta hace bien poco aunque la última, por ejemplo, resulte ahora imprescindible para las compañías. Todas las inteligencias son útiles y necesarias así que no critiques la inteligencia de tu compañero, si es distinta a la tuya.
Si eres jefe de una compañía tu papel será imprescindible para detectar las inteligencias de cada persona de tu equipo y ayudarles a potenciarlas. Ya sabéis que a mí me gusta más hablar de coach en lugar de jefe, precisamente por esta vocación de despertar habilidades que creo que todo líder debería tener. Todas las oficinas deberían tener espacio para las siguientes inteligencias:
1. Inteligencia Intrapersonal: es la capacidad de entenderse y conocerse a uno mismo, gestionar emociones y sentimientos y autoevaluarse. Los monjes y maestros del yoga tiene muy desarrollada esta inteligencia pero todos deberíamos trabajarla para poder dar todo nuestro potencial.
2. Inteligencia Interpersonal: tiene que ver con nuestra capacidad de relación con otras personas. Seguro que conoces a alguien que se lleva bien con todo el mundo, seguramente será porque tiene muy trabajada esta inteligencia. Son personas, como los maestros o terapeutas, que tienen facilidad por comprender los sentimientos de los otros.
3. Inteligencia Lingüística: como su nombre indica tiene que ver con el lenguaje pero no únicamente el lenguaje escrito sino también el oral o el gestual. Si no contamos con una habilidad especial para esta inteligencia deberíamos formarnos en ella porque la vamos a necesitar sí o sí en el trabajo.
4. Inteligencia lógica-matemática: responde a habilidades relacionadas con la lógica y los números, también a la capacidad para resolver problemas y reconocer y predecir conexiones casuales entre las cosas que pasan. En definitiva, es el lenguaje propio de los científicos.
5. Inteligencia Creativa: imaginar, innovar y transformar. Las personas que tienen inteligencia creativa tienen la habilidad de observar el mundo con un mirada diferente que les permite encontrar solucionar e incluso formular los problemas desde otra perspectiva. Normalmente son gente con muchas ideas y proactividad.
6. Inteligencia Espacial: comprender un mapa, orientarse, imaginarse la disposición de muebles en un espacio. Todo esto forma parte de la inteligencia espacial, propia de los pilotos de avión, exploradores o escultores.
7. Inteligencia Musical: quien cuenta con este tipo de inteligencia aprecia la belleza y la estructura de una compasión musical, son personas con una sensibilidad especial para la música. Son personas que se expresan mediante formas musicales y es probable que necesiten música para aprender y trabajar en su máximo potencial.
8. Inteligencia Corporal y cinestésica: se utiliza en la ejecución de deportes, bailes y en todas aquellas actividades físicas que requieran el control del cuerpo para obtener unos resultados determinados. Si en tu equipo tienes gente con este tipo de inteligencia, vuestra relación mejorará, por ejemplo, si lo implicas en actividades que requieran movimiento.
9. Inteligencia emocional: se refiere al autoconocimiento y autocontrol emocional, a la empatía, la automotivación y las habilidades sociales. Esta es una de las inteligencias que más demandan las compañías en sus equipos.
10. Inteligencia existencial: es propia de los filósofos y grandes pensadores. Las personas que poseen este tipo de inteligencia se hacen grandes preguntas sobre la vida, son curiosos, les gusta debatir ideas y no tienen miedo de desafiar las normas.
11. Inteligencia colaborativa: surge a raíz de la digitalización y la globalización y es también muy demandada por las compañías. Como su nombre bien indica se refiere a la acción de muchos individuos, quienes a partir de su trabajo individual e interacción con los demás, crean sinergias para una causa común (proyecto, acción, campaña…).
12. Inteligencia naturalista: son los amantes del verde, de la naturaleza. La capacidad de distinguir, clasificar y manipular elementos del medio ambiente, objetos, animales o plantas. Son personas muy observadoras, que les gusta explorar y descubrir nuevas especies.
13. Inteligencia educativa: desarrollada por la educadora mexicana Laura Frade Rubio, se refiere a la capacidad de educar a los demás en un determinado contexto social, cultural e histórico, teniendo en cuenta las necesidades características particulares de cada contexto. Quizá alguna vez hayas pensado “Sé lo que es o cómo se hace pero no te lo sé explicar”. Si es así, seguramente te faltará trabajar la inteligencia educativa.
Como Gardner bien indica la vida humana requiere el desarrollo de varios tipos de inteligencia y además apunta que la inteligencia académica no es un factor decisivo para conocer la inteligencia de una persona. De hecho hay grandes genios que fracasaron en sus estudios. En un artículo de La Vanguardia y el Mundo se recogen varios ejemplos.
¿Era Albert Einsten un buen estudiante?
Cuentan que el profesor de Einsten siempre decía “este chico no llegará nunca a ningún sitio”. Einsten era lento, reflexionaba mucho antes de contestar a un pregunta, no era bueno memorizando ni siguiendo reglas y ordenes. Era un chico bastante solitario que rechazaba el deporte. Por sus malos resultados en el test de letras, no fue aceptado en la primera prueba de acceso de la Escuela Politécnica de Zurich. Dicen que pese a ser excelente en matemáticas y física, era flojo en francés, geografía y dibujo.
Charles Darwin era, según sus maestros, “un chico que se encuentra por debajo de los estándares comunes de la inteligencia”, consideraban que era perezoso y soñador. Stephen Hawking, por su parte, recuerda sus años universitarios como aburridos y con la sensación de que no merecía la pena esforzarse. El genio de los agujeros negros estudiaba menos de una hora al día.
Hay ejemplos más actuales también. Craig Venter, el padre del genoma humano, o Larry Ellison, el fundador de Oracle, también dejaron un mal recuerdo en su paso por las aulas. El primero estaba más interesado en la vela y el windsurf y sus notas eran muy flojas. El segundo era un estudiante poco atento y abandonó la universidad en su segundo año.
¿Y Bill Gates? ¡Al fundador de Microsoft tuvieron que pagarle para estudiar! “Para estimularnos, mis padres nos daban a mi hermana y a mí 25 dólares por cada sobresaliente que sacábamos. Mi hermana cobraba más porque siempre fui mal estudiante”, cuenta en su biografía.
Esto nos demuestra que no todas las personas estamos cortadas por el mismo patrón y que es necesario conocer qué inteligencias tenemos más desarrolladas para saber en qué seremos buenos por naturaleza y qué áreas deberemos trabajar para desarrollar nuevas inteligencias. Además, es importante no juzgar la inteligencia del compañero porque las diferencias suman.
Al final, las compañías deben incorporar a personas con inteligencias distintas para que los equipos se complementen. Contar con equipos de inteligencias múltiples te permitirá crear proyectos más diversos e enriquecedores y abordar tus retos desde otras perspectivas.