En el pasado muchas veces se asociaba la imagen del directivo de una empresa al clásico patrón que cerraba negocios entorno a una comida o cena en los mejores restaurantes. E incluso si exageramos más este tópico, faltaría añadir el don que mostraban muchos de fumar un buen puro habano. Sin embargo, esta imagen que en muchos sectores se ha visto como estereotipada está pasando a la historia y de una forma muy rápida.
Los CEO’s ‘del puro’ mostraban una serie de características asociadas a ellos que para la gran mayoría de personas eran de connotación negativa. Por un lado, se les percibía como personas acostumbradas a todo tipo de lujos y, por ende, también al poder. Esta potestad era entendida como un win-lose, es decir, tiene que haber alguien que gane y quien pierda, y en este caso el que siempre gana es el directivo y la empresa para la que trabaja. Se les veía asimismo como personas muy poco accesibles y que, en muchos casos, les importaba poco los sentimientos de su equipo con las que trabajan y su único interés era hacer dinero.
Si embargo, hablo en pasado dado que esta imagen no deja de ser una sátira de la realidad y estoy convencido que la gran mayoría de directivos no son ni han sido así. Los directivos que sí encajan en esta descripción creo que en breve se sentirán como dinosaurios en un mundo que ha cambiado y en el que no tienen las habilidades para adaptarse.
Los nuevos directivos, CEO’s, emprendedores son aquellos que cambian totalmente esta imagen. Nos encontramos frente a una nueva oleada de personas sencillas, muchos de ellos a pesar de haber ganado grandes sumas de dinero siguen yendo al trabajo en bicicleta, transporte público o en el mismo coche que habían ido siempre. Se caracterizan por ser abiertas y entienden que tanto la sociedad como las personas en el trabajo hemos cambiado, una realidad importantísima a tener en consideración. Esta evolución hace que queramos tener mayor información de lo que está pasando a nuestro alrededor, que podamos aportar nuestras valoraciones y, sobre todo, que conozcamos cuáles son los intereses y prioridades de las empresas y de sus respectivos directivos.
El ‘Nuevo directivo’ escucha y espera lo mejor de cada una de las personas de su equipo, de sus proveedores, clientes, etc.… en definitiva, están creando una empresa con alma, una empresa con sentido y con un objetivo de mejorar algo.
Tenemos muchos ejemplos a poder citar de esta clase de directivos. Hace tan sólo dos semanas, tuve la suerte de compartir un par de días de trabajo con Brian Halligan, cofundador de Hubspot, una de las empresas de software que más crecimiento está teniendo. Precisamente con Halligan tratamos este tema, hablamos cómo el cambio hacia una mayor transparencia y proximidad va a permitir a las empresas y sus directivos destacar en esta nueva forma de entender la realidad empresarial. Hubspot realmente lo ha conseguido. De modo que toda aquella compañía que tenga el compromiso de ofrecer un servicio y comunicación inmejorable debe sumarse también a este cambio de mentalidad donde desde el último compañero en llegar hasta el más alto cargo de la empresa demuestren cercanía y transparencia.
Brian tuvo un gesto muy amable al explicarme, antes de ser publicada, la presentación de Hubspot sobre su ‘Culture Code’. En ella, demuestran la importancia de crear una compañía que quieran y rompen con los antiguos tópicos del trabajo. Estas nuevas empresas deben trabajar poniendo el foco en un único objetivo (sea mensual, trimestral…), no existen horarios fijos ni espacios imprescindibles como una oficina para aportar tu mejor resultado profesional. Y sobre todo, la nueva figura de directivo debe saber rodearse de compañeros que destaquen por encima de la media tanto a nivel profesional como por sus cualidades humanas.