Reconocer que no sabemos algo nos produce una sensación de inferioridad. Nos da cierto apuro que el otro sea consciente de nuestro desconocimiento y para salir de la encrucijada a menudo inventamos la respuesta y nos autoconvencemos de que más vale contestar una estupidez que admitir nuestra ignorancia. Solemos pensar que el desconocimiento nos convierte en personas débiles y esta sensación se intensifica si se…